jueves, 5 de abril de 2012

Se busca sucesor

Por Martín Estévez

Desde que Tiger Woods abandonó el primer lugar del ranking, ningún golfista pudo afirmarse en la cima. Quien afronta el desafío ahora es el inglés Luke Donald. ¿Lo logrará?

Finalmente, el reinado de Tiger Woods no fue infinito. Parecía que podría superar todos los obstáculos, pero los problemas personales, la presión y el descenso en su nivel chocaron contra el ranking mundial. Desde que abandonó la cima, en noviembre de 2010, nadie se afirmó allí. Como si el fantasma del gran Tiger los abrumara, el alemán Martin Kaymer y el inglés Lee Westwood sólo fueron líderes fugaces. En mayo de 2011, Luke Donald pisó por primera vez el casillero número 1. ¿Podrá sostenerse en el tiempo?

Nacido el 7 de diciembre de 1977 en Hemel Hempstead, Inglaterra, Donald inició su trayectoria sin resultados estridentes. Los primeros números interesantes de su curriculum (51° en el Memorial Tournament 2000, 18° en el Bell Canadian Open 2001) tampoco hacían sospechar que rápidamente ganaría un título: en 2002 se impuso en el Southern Farm Bureau Classic. Sin embargo, su evolución no se aceleró y pasó desapercibido hasta 2004, cuando obtuvo el Omega European Masters, en Suiza, y el Masters Escandinavo, en Suecia.

La cuenta pendiente de Donald es evidente: ganar un Major. Jamás un número 1 será legitimado si no se adjudica un Grand Slam. En ese apartado, el inglés ha dado pasos hacia atrás. Había sido 3° en el Masters 2005 y en el PGA Championship 2006, pero luego ha estado lejos de la gloria. Apenas un 4° puesto este año, también en Augusta, estuvo a la altura de su trayectoria. ¿Qué lo impulsó al primer lugar del ranking, entonces? Constancia y corta distancia.

Comencemos por la constancia, la prolijidad matemática en sus resultados. Poco a poco, solidificó una idea: si juega Donald, estará entre los primeros. Aunque tras ganar el Honda Classic 2006 en Palm Beach se estancó en el ranking (su lesión de muñeca en 2008 tampoco ayudó), el quiebre positivo sucedió en mayo de 2010, cuando obtuvo el Masters de Madrid y saltó al 9° puesto. Desde entonces es habitué del Top 10 en cada campeonato. De hecho, se ubicó ahí en nueve torneos consecutivos.

El otro factor determinante es la corta distancia. Donald es, aunque parezca osado afirmarlo, un golfista mediocre en las salidas. Al inicio de cada hoyo se parece más al 150° del mundo que al 1°, pero es un verdadero genio en las cercanías del banderín. Si la pelota está a menos de 80 metros del hoyo, demuestra una precisión cercana al ideal.

Esa virtud fue decisiva para obtener en mayo el BMW PGA Championship y llegar a la cima del ranking. “El año pasado había sido bastante consistente y gané una vez en Europa. Tuve diez Top 3 en todo el mundo. Estaba llamando a las puertas, pero no estaba ganando”, remarcó tras la conquista en Wentworth, Inglaterra. La definición simbolizó mucho: superó en la final a Lee Westwood, hasta entonces N°1. En la lucha por mantenerse arriba de todos, no aparecen rivales gigantes, aunque un irlandés comienza a crecer: la principal amenaza es Rory McIlroy, campeón del US Open a los 22 años. La lucha recién comienza.

“Es un poco surrealista catalogarme como número 1 del mundo –reflexiona Donald, graduado en Teoría y Práctica del Arte-. Difícil de creer. Sin embargo, es todo un logro, algo que le explicaré a mis nietos cuando sea mayor. Siempre recordaré que un día fui el mejor golfista del mundo”.

PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV Nº34 (AGOSTO DE 2011)

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