domingo, 26 de diciembre de 2010

La casa del fútbol sudamericano

Fútbol, fútbol, fútbol. Mirar hacia todos lados y ver fútbol. El Museo del Fútbol Sudamericano es ideal para cumplir el sueño de los fanáticos y satisfacer la curiosidad de los que no lo son. Y es también una obra arquitectónica que deja estupefactos a los más exigentes visitantes.

En Luque, Paraguay, cerquita del aeropuerto internacional Silvio Pettirossi y a sólo dos kilómetros de Asunción, se encuentran enfrentadas dos construcciones enormes, imponentes, lujosas. De un lado, la sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF). Del otro, el museo: inaugurado en enero de 2009, sus 9.450 metros cuadrados están envueltos con un estilo arquitectónico moderno e impactante. Más de 183 mil kilos de acero se utilizaron para construir las coberturas metálicas. El frente, de planos curvos, intensifica su belleza con fuentes, plazoletas y un inmenso balón blanco y negro apoyado sobre un espejo de agua. El blanco, predominante en la obra, contrasta con los espacios verdes que la rodean.

Financiado gracias al superávit generado por la CSF entre 2006 y 2008, dentro del museo se respiran goles, jugadas, el pasado y presente del ultra prestigioso fútbol sudamericano. Más de 2.200 personas caben en su centro de convenciones, que no tiene columnas y puede dividirse, en apenas minutos, en cuatro salas para eventos simultáneos.

“Ésta es una obra para la Historia”, dijo Joseph Blatter, presidente de la FIFA, al visitarlo. Y lo certifica el centro de exposiciones, magnánime obra circular repleta de imágenes, videos y estadísticas de fútbol. Dividido en dos niveles unidos por una rampa interactiva (sus muros modifican su contenido a voluntad de los visitantes), allí están los elementos más preciosos para los aficionados: camisetas como la que Diego Maradona utilizó durante el Mundial de 1986, una con el número 10 que vistió el mismísimo Pelé, la de Alfredo Di Stéfano en Real Madrid, los botines Puma con los que jugó Obdulio Varela en el Maracanazo, histórica final del mundo que Uruguay le ganó a Brasil en 1950... Todos los héroes sudamericanos tienen su espacio. Y el broche de oro es literalmente de oro: la FIFA cedió una réplica original de la Copa del Mundo, la única que no fue entregada a un país por ganar el torneo.

No importa la fecha: el museo está en actividad permanente. La CSF organiza allí ceremonias de sus principales torneos, seminarios, conferencias y múltiples actividades culturales y sociales. Además, su complejo cinematográfico cuenta con siete pantallas gigantes y es otro atractivo que genera que toda visita sea corta. El tour puede realizarse en grupos o en forma individual, entonces no hay excusas que valgan: para los locos por el fútbol y para los que quieren entender esa locura, el Museo del Fútbol Sudamericano es, sencillamente, el lugar que lo tiene todo.


PUBLICADO EN REVISTA PLUNA (FEBRERO DE 2010)

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