martes, 25 de noviembre de 2008

David Beckham: Joga Bonito



AUNQUE HOY SEA UNO DE LOS HOMBRES MÁS FAMOSOS DEL PLANETA, AL MEDIOCAMPISTA DE REAL MADRID LO RECHAZARON TRES CLUBES ANTES DE LLEGAR A MANCHESTER. CRITICADO POR GENERAR DINERO CON SU IMAGEN, LIDERA A LA SELECCIÓN INGLESA RUMBO A ALEMANIA 2006 Y PROMETE MÁS DE LO SUYO: FÚTBOL Y GOLES.

Junio de 1998. Se juega el Mundial de Francia, e Inglaterra avanza con buen paso. En octavos de final el cruce es ante Argentina. Los roces entre ambas selecciones crecen desde 1966. Es “el” partido. El mundo, expectante. Las esperanzas inglesas están puestas en su goleador --Alan Shearer--, su joven promesa --Michael Owen-- y su figura --David Beckham--. El partido es intenso, épico. Shearer y Owen anotan, pero Argentina hace lo suyo y el encuentro queda 2-2. Cuando los ingleses parecen desequilibrar la balanza en su favor, Beckham se deja llevar por sus impulsos y golpea a Diego Simeone. Su expulsión marca el fin del dominio de Inglaterra, que acabaría perdiendo por penales. Y el peor momento en la vida de David Beckham.
Todo Inglaterra lo culpó de la eliminación. Entonces, no hubo marketing que sirviera. Portadas de diarios con gigantes “Stupid Boy” en los titulares, mensajes agresivos en las paredes de la casa de sus padres y alguna amenaza de muerte decoraron la terrorífica escena que vivía. ¿Cómo salió de ese pozo? ¿Campañas en su favor, publicidad, nuevo corte de pelo? No. Resurgió como surgió: jugando al fútbol. Es que Beckham es, ante todo, futbolista.
Es difícil hablar de él sin ser repetitivo. Treinta mil páginas de Internet, cientos de biografías, producciones fotográficas y publicidades lo transforman en tema común. Común, sí, pero que puede ser tratado de un modo distinto, sin focalizar en sus tatuajes ni en qué marca de ropa interior usa.

Amor por el balón
Beckham no es deportista porque serlo es un buen negocio. Lo es porque su padre –David Edgard, empleado de una compañía de gas- le transmitió su pasión por el fútbol. Y, particularmente, por el Manchester United. “Amo al fútbol. Lo más importante para mí es la familia, pero sin el fútbol estaría perdido”, explica el mediocampista del Real Madrid.
El pequeño David empezó a jugar a los 8 años en el Ridgeway Rovers, donde metió 101 goles en tres temporadas. En 1986 ganó un concurso de habilidades futbolísticas organizado por el legendario Bobby Charlton. El premio: entrenar con las promesas del Barcelona. Allí conoció al finlandés Jari Litmanen, y también a la frustración: Barcelona decidió no ficharlo. Poco después, tampoco superó las pruebas en Tottenham Hotspur y en el humilde Leyton Orient.
En ese momento, cuando parecía que ser futbolista no era su destino, apareció su orgullo, su entereza. Continuó en el Leytonstone dando lo mejor de sí, y tuvo premio. Sin que él lo supiera, los ojeadores del Manchester espiaron su carrera y sus logros llegaron a oídos del entrenador Alex Ferguson: el 8 de julio de 1991 fue incorporado al equipo filial.

El equipo de sus sueños
Beckham formó parte de la mejor camada juvenil de Manchester, junto a Micky Butt, Ryan Giggs y Paul Sholes. Los llamaban los “Fergie Babes”, pero el arribo a Primera fue complicado. Los más grandes mantenían un gran nivel y, en 1995, David debió marcharse --cuando ni había debutado en la Premier League-- al Preston North, de la Tercera División.
Volvió cinco meses después, dispuesto a pelear por un lugar. Y festejó su primer título, la Premier League 1995/1996, como protagonista. Un gol desde mitad del campo en el primer partido de la temporada 96/97, ante Wimbledon, le abrió algunas puertas más de las miles que se le abrirían a partir de ese momento. La ola Beckham ya no pararía de crecer. Debutó en la selección a los 21 años y los campeonatos con Manchester llegaron a 14. Su remate se perfeccionó de tal modo que en Inglaterra lo consideraban el mejor del mundo.

Beckham S.A.
¿Por qué, entonces, pese a sus méritos deportivos, se lo acusa de ser más una empresa que un futbolista? O lo que es lo mismo: ¿por qué Beckham es más famoso que jugadores de su nivel --o incluso superiores-- como Zinedine Zidane, Thierry Henry o hasta Ronaldo? Aquí la respuesta se encuentra fuera del campo de juego: marketing. Una campaña muy bien desarrollada a su alrededor potencia su imagen. Beckham es un excelente futbolista, pero no se destaca sólo por eso. Es un referente para los jóvenes del mundo y tanto él como los clubes que lo contrataron explotaron esa faceta.
Si al producto casi perfecto del deportista exitoso, lindo y joven se le suma una mujer exitosa, linda y joven, el impacto comercial se multiplica. Así ocurrió cuando -en 1997- David se puso en pareja con Victoria Adams, entonces estrella de las Spice Girls. Desde hace nueve años la prensa no los deja en paz, aunque a ellos no parece caerles mal. Se habla de su casamiento en una mansión de Dublin; de sus tres hijos (Brooklyn, Romeo y Cruz); de sus problemas domésticos… La realidad alimentó su imagen excéntrica: luego de que en 2000 intentaran secuestrar a Brooklyn, David aumentó sus medidas de seguridad. Hoy, entrar a su casa es tan difícil como entrar al Palacio Real.


Fútbol, fútbol, fútbol
Si un desinformado ve a Beckham en medio de un encuentro, puede maravillarse. Pero no porque lleve joyas de oro, sino por su clase, su estampa, su pegada, su regate… En el campo de juego no hay dinero que valga: gana el que mejor juega. Y Beckham juega muy bien.
Pese a llenarse de gloria con el Manchester, nadie --ni él mismo-- podía olvidar el fatídico Mundial ’98. Tenía una cuenta pendiente. Empezó a saldarla en las Eliminatorias 2002, cuando su selección se estaba quedando afuera: hizo un golazo sobre el final para empatarle 2-2 a Grecia. Pero había más: el sorteo del Mundial de Japón-Corea puso a Inglaterra en el mismo grupo que Argentina. Cuatro años después, otra vez el planeta paralizado. Un partido trabado, una corrida de Owen, un penal. Y Beckham frente a la pelota, con el riego de fracasar por segunda vez. Estupor. El grito desaforado de David cuando la pelota golpeó a la red anunció la muerte de los fantasmas que lo habían perseguido durante cuatro años. Inglaterra ganó 1-0. Beckham, esta vez, fue héroe.
La eliminación en cuartos de final ante Brasil y un penal errado en la Eurocopa 2004 no le quitaron el respeto de los aficionados ingleses. Saben que su capitán --lo es desde 1999-- no falló en el partido en el que no tenía que fallar.

Realmente Beckham
Cumplió un ciclo en Manchester, después de la andanada de títulos y de tener problemas personales con Alex Ferguson. Aun enojado, reconoció la ayuda que le brindó el entrenador: “Me ha enseñado a ser el futbolista que soy”.
¿Qué otro club podía requerirlo tanto como el Real Madrid? Desesperados por adquirir figuras para seguir su intensa campaña de marketing (sí, otra vez esa palabra), los Merengues lo unieron a Ronaldo, Raúl, Roberto Carlos… Pese a lo que indudablemente puede aportar Beckham en el campo, también es indudable que Florentino Pérez (entonces presidente del Madrid) apuntó más al negocio que a lo deportivo. Si no, ¿para qué contratar a un futbolista cuya posición ya estaba cubierta por Figo? ¿Para qué generar diversos eventos públicos alrededor de su llegada? Y, especialmente, ¿para qué imponer en su contrato una cláusula para quedarse con un porcentaje de sus ganancias por imagen?
Desde su llegada, cada vez que el Madrid viaja a Japón, David es furor en Asia. Incluso, un templo budista en Bangkok tiene imágenes suyas que se veneran tanto como las de Buda. Sin embargo, los resultados futbolísticos no fueron los esperados: en tres años, el Real Madrid apenas ganó una Supercopa Española. “Beckham no debería mezclar el fútbol con la moda si quiere explotar su potencial”, advirtió Johan Cruyff tiempo atrás. Los Galácticos no terminan de funcionar, pero el Real siguió con su estrategia de sumar estrellas: Owen, Robinho, Cicinho… Porque aunque el Madrid pierda en la cancha, gana en la billetera. Entrada a los mercados internacionales, giras por China, Japón y Malasia, ventas de camisetas, gorras, entrevistas exclusivas… En este caso, el negocio no lo monta Beckham, lo monta el Madrid.
¿Qué hace él para ayudar a ese negocio? Cuida su imagen y no oculta sus excentricidades: tatuajes, prácticas de golf, botines de piel de canguro con el nombre de sus hijos… Durante el Mundial 2002, por ejemplo, quiso cortarse el cabello en forma de cresta. ¿Fue a una peluquería? No. Le pagó un pasaje Londres-Seúl a su peluquero personal. Waltham Forest, la colonia donde vivió David hasta los 13 años, se lleva su parte: las autoridades organizan visitas guiadas por el hospital donde nació, el club donde empezó a jugar, la escuela…
Su futuro también relacionará al fútbol con el dinero. Se dedicará a la “David Beckham Academy” de Greenwich, su academia de fútbol para niños. “Será para jóvenes con todo tipo de habilidades, porque no hay que ser el mejor del mundo para jugar. Yo no lo era”, cuenta. Es cierto: cuesta saber si su frase tiene que ver con la humildad o con un consejo de su asesor de imagen. Creerle es cuestión de fe.


Presente y futuro
Beckham atraviesa otra temporada complicada con el Madrid, porque Barcelona va camino a ganar la liga, y a los Merengues se los devoraron el Arsenal en la Champions y el fantástico Diego Milito junto al Zaragoza en la Copa del Rey. Él no es tratado con cariño por una parte de la afición. “Las críticas son excesivas –lo defiende el técnico del Arsenal, Arsene Wenger-. Es el mayor asistidor en España. Un jugador corriente no es capaz de eso. Me recuerda a lo que pasó con Platini: cuando se retiró reconocieron lo gran jugador que era”.
Sin chances de festejos en Madrid, la mente de David está en el Mundial. Su imagen pública seguirá generando polémicas, y él insistirá con sus dichos: “Soy futbolista, no showman. La fama no me atrae, pero aprendí a vivir con ella”. Una vez, el ilustre Alfredo Di Stéfano se preguntó si Beckham pensaba en los fotógrafos cuando pateaba los corners. La respuesta no es conocida, pero no importa. Porque en el campo de juego, piense o no en su imagen, David Beckham demuestra que es un crack.

EXPEDIENTE FÚTBOL
Nombre completo: David Robert Joseph Beckham.
Fecha de nacimiento: 2 de mayo de 1975, en Leytonstone, Inglaterra.
Altura: 1,80m
Peso: 67 kg.
Debut profesional: 23 de septiembre de 1992, en Manchester-Brighton por la FA Cup.
Primer gol: Ante Galatasaray (Turquía), el 7 de diciembre de 1994 por la Champions League.
Trayectoria: Divisiones Juveniles de Leytonstone (1984-1991); Manchester United (1991-1994 y 1995-2003); Preston North (1995); Real Madrid (2003-2006); Selección de Inglaterra (1996-2006).
Titulos: 6 Premier League (1995/96, 96/97, 98/99, 99/2000, 2000/01 y 02/03); 2 FA Cup (1995/96 y 98/99); 2 Charity Shield (96 y 97); 2 Supercopas de Inglaterra (96 y 97); Liga de Campeones 98/99 y la Copa Intercontinental 1999, todos con Manchester. Supercopa Española 2003, con Real Madrid.
Premios: Jugador joven inglés 1996 y 1997; Balón de Plata Europeo 1999 y 2001; Mejor Deportista Británico 2001; Balón de Bronce Europeo 2002.

EXPEDIENTE BUSINESS
Marca registrada
: David Beckham S.A.
Ganancias en Manchester: Recibió un promedio de 15 millones de euros anuales en el club inglés, entre contrato y publicidades.
Valor de su pase: Real Madrid pagó 35 millones de euros por él. Según los especialistas, actualmente vale 45 millones.
Ganancias en Real Madrid: El club le paga 6,5 millones de euros anuales.
Ganancias publicitarias: Tiene contratos con ocho prestigiosas marcas. Su ingreso por vender su imagen es de más de 10 millones de euros por año.
Contando dinero
• Para impulsar uno de los discos de su esposa Victoria, cantó en la canción 'Out of Your Mind'.
• Su mansión en Inglaterra es denominada Beckingham Palace. Cuando jugaba en Manchester, organizaba fiestas a las que asistían Elton John y Phil Collins. Allí construyó su propio campo de golf.
• Le habrían ofrecido 15 millones de euros por los derechos de una película sobre su vida. No aceptó.
• Tiene catorce automóviles lujosos.
• Algunas de las cartas que escribió de joven fueron subastadas: pagaron 1.500 dólares.
• Viste diseños de Versace, Dolce&Gabbana y Armani.

118 Los goles que lleva en 617 partidos. Jugó en Manchester (397 encuentros, 86 goles), Preston (5/2), Real Madrid (128/14) e Inglaterra (87/16).

PUBLICADO EN FOX SPORTS (EDICIÓN EL SALVADOR) Nº4, MAYO DE 2006

1 comentario:

  1. Frecuentemente se lo menosprecia por todo lo que genera alrededor de su imagen mediática, pero cuando decanta toda la purpurina del show lo que queda es un gran jugador, con una pegada impecable y una clase que lo pone en los escalones de arriba del fútbol mundial.
    Se hicieron decenas de notas sobre "los dos Beckhams", el futbolista y el modelo publicitario. Pero es en ésta donde se llega al fondo de lo que es el inglés como futbolista.
    Un abrazo...

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