miércoles, 24 de septiembre de 2008

José Acasuso: la decisión correcta

No entendía nada. A los 16 años estaba en Mónaco, lejos de su Posadas natal. No había debutado como profesional y aun así lo llamaron desde el principado para que los representase en la Copa Davis. Justo a él, acostumbrado a la chacra de su abuelo –donde empezó a jugar a los 5 años– lo seducían con lujos. Se sentía incómodo, pero en los últimos meses el dinero ya no alcanzaba. Incluso, se preguntaba si no debería haber elegido el básquet (se destacaba por sus 190 centímetros), el fútbol o estudiar (largó en tercer año). Las dudas, las ganas de “volverse ya” y las promesas incumplidas lo hicieron retornar a la Argentina. José Javier Acasuso sabía que sus posibilidades se acababan: era un cazador con una sola bala.
Se llenó de fe y no perdió el tiempo. Encontró en Alejandro Cerúndolo al entrenador ideal para ese momento y decidieron, por necesidades económicas y deportivas, mezclarse con los profesionales. En abril de 1999, en el Future de Córdoba, Chucho (diminutivo de “Acachucho”) consiguió sus primeros 290 dólares como tenista.
Eran los comienzos de un Acasuso de saque potente y una habilidad sorprendente para su altura, pero decididamente irregular. Dos satélites y un Future en Rosario fueron sus primeros títulos. Pero su presentación ante el público masivo fue en la Copa Ericsson de Buenos Aires, donde derrotó al español Alberto Berasategui (61º del ranking) y el público lo ovacionó. Acostado sobre el polvo de ladrillo, tras el último punto, supo que el tenis había sido la elección correcta.
Ganó el Challenger de Montevideo 2000 y dio una exhibición de su talento en el ATP de Buenos Aires 2001: eliminó a Arazi (58º), Portas (50º), Gaudio (36º) y cayó en la final ante ‘Guga’ Kuerten. Fue el primero en llegar al match decisivo en su primer torneo ATP. Trepó al puesto 42 y enseguida obtuvo su segundo Challenger, en Bermuda.
Las alegrías se multiplicaron en un 2002 mágico. Ganó el ATP de Sopot; festejó en la Copa del Mundo por equipos en Dusseldorf; y llegó a la mejor posición de su carrera: 38º. La madurez había limitado a la irregularidad, pero en 2003 una racha de lesiones (cinco) lo envió al puesto 134.
Chucho tuvo que recuperar el ritmo perdido. Ganó el ATP de Bucarest 2004, pero las derrotas aparecían seguido, al punto que cayó en seis primeras ruedas al hilo. En Sopot fue finalista, pero lo relevante fue que allí volvió a ser definitivamente el Acasuso rápido, concentrado, potente; el del saque efectivo y el del revés rabioso, a una sola mano. El mejor Acasuso. A partir de entonces, todo fue la continuación de una sinfonía: derrotó a Marat Safin (4º), llegó a octavos en Roland Garros tras vencer a Andy Roddick (5º) y trepó a cuartos de Cincinnati.
El tímido misionero nacido el 20 de octubre de 1982, zurdo para escribir, diestro para jugar y fanático de Racing, amenaza: sus mejores días aún pueden estar por llegar. Y serán, seguramente, mucho más de lo que Chucho, a los 16 años y en Mónaco, podría haber imaginado.

Los números
2 Los títulos ATP que ganó en su carrera: Sopot ’02 y Bucarest ’04. Además consiguió otros 2 en dobles (Umag ’04 y Stuttgart ’05). Obtuvo 3 Challengers y la Copa del Mundo por equipos en 2002.

13 Las finales que jugó en torneos ATP. En singles, ganó dos y perdió cuatro. En dobles, triunfó dos veces y cayó en cinco.

PUBLICADO EN ‘EL GRAN TENIS ARGENTINO’, SEPTIEMBRE DE 2005

Nota de septiembre de 2008: En 2006, Acasuso ganó el ATP de Viña del Mar, debutó en Copa Davis con dos triunfos ante Suecia (integró el equipo que perdió 3-2 la final contra Rusia, jugando el quinto y decisivo punto) y alcanzó el puesto 20º. En 2007 obtuvo la Copa del Mundo por equipos, pero retrocedió a la 65ª posición. En 2008 llegó a la final de Buenos Aires.

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