jueves, 1 de noviembre de 2007

La maldición de Huracán, parte 1


HURACÁN, EN CAÍDA LIBRE
Perdió 4-0 ante Defensa, pero el resultado fue muy exagerado

La maldición que persigue a Huracán parece no tener fin. Descensos, derrotas, problemas económicos... Ayer sumó una nueva página al libro de sus dolencias, en la que Defensa y Justicia se colocó la capucha negra y actuó de verdugo.
Cuando el partido amanecía, Cristian Saboredo clavó un bonito tiro libre de zurda, a la izquierda del debutante Cabral. El visitante se ponía 1-0 antes de que el Globo se acomodara. ¿Ésa fue su maldición? No, la historia recién comenzaba. A los 8, Milano hizo un jugadón y salvó Vallejos en la línea; a los 16, remató Cobelli y tapó el arquero; a los 23, disparó Milano a quemarropa y otra vez atajó Kadijevic; a los 24, tacazo de Cobelli que le rebotó al uno... Huracán atacó con prolijidad e ímpetu, mereció empatar y hasta ganar, su rival no le generó peligro. Sin embargo, se fue derrotado al entretiempo.
Cuando el segundo tiempo amanecía, Saboredo clavó un bonito tiro libre de zurda, a la izquierda de Cabral. No hay un error de edición: la maldición de Huracán incluye sufrir dos goles de modo idéntico. 2-0 y otro puñetazo a sus aspiraciones. Otro detalle: Saboredo pasó por el club. "Fue una tarde soñada, por mis goles y el triunfo", dijo luego. Ya era suficiente sufrimiento, pero no terminó. No sólo Kadijevic siguió rechazando todo lo que pasaba cerca, sino que Klusener anticipó un centro y anotó el tercero. Nico Hernández no pudo descontar, y enseguida Saccone aprovechó un rebote dado por Cabral y gritó el cuarto. "Tuvimos una cuota de suerte, es cierto", reconoció Jorge Ginarte, entrenador de Defensa y Justicia.
La explicación de Omar Labruna refiriéndose a que el torneo recién empieza no alcanza para aliviar las penas de Huracán. Penas por una maldición que se refleja en las palabras de Kadijevic, que ayer fue figura y también pasó por el Globo: "Los cuatro goles de diferencia no existieron. Y hubo tiros que ni siquiera atajé: me rebotaron". La que no está maldita es su gente: cantó y despidió al equipo con una lluvia de aplausos. Ya vendrán tiempos mejores...

PUBLICADO EN CLARÍN, SEPTIEMBRE DE 2004

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